Cartas cruzadas, Ana Alejandre

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lunes, 19 de noviembre de 2007

Tipología del español

El/la “trepa”

Se llama así a quien para escalar en el escalafón social, laboral o económico, es capaz de utilizar cualquier subterfugio, estratagema, zancadilla al oponente u oponentes en la lucha por conseguir determinado objetivo, aunque sea, y siempre lo es en este depredador humano, gracias al uso y abuso de cualquier acción desprovista de la más mínima ética de la que carece el o la “trepa” de turno, porque sabe que en trabajo, capacidad y conocimientos, tiene la lucha perdida, pero que supera al oponente en la falta de escrúpulos, desvergüenza e indignidad.


Su lema vital se podría resumir en “todo vale si me aporta un provecho”, lo que es igual a decir aquello de “el fin justifica los medios”, aunque uno y otros sean igualmente inmorales, ilegítimos o ,simplemente, indecentes y, en el caso hipotético de que sea un objetivo profesional o laboral el que se tiene marcado el/la “trepa” de turno, el uso de ciertos métodos poco ortodoxos y rayanos en lo canallesco, los fines a conseguir, aún siendo legítimos, obtienen la impronta de igual inmoralidad que los métodos usados para alcanzarlos.


En el ámbito laboral, que en el que más se ponen en evidencia los miembros de este selecto club de sinvergüenzas, se especializa este ave de rapiña en escalar puestos más elevados, mejor remunerados o que gozan de especial privilegio, pero no gracias al esfuerzo, a la dedicación, a su mayor formación o, simplemente, al tesón y la noble iniciativa puestos en la labor a desempeñar, sino utilizando cualquier medio, por indecente que sea, que encuentre a su paso, ya sea difamar, calumniar a cualquier posible competidor, sobre todo si éste aventaja al carroñero de turno en inteligencia, preparación, capacidad de trabajo, iniciativa y, sobre todo, en sentido ético y en honestidad.; o bien, en hacerle la vida imposible, o al menos lo intenta, con acciones sistemáticas, repetidas y siempre dañinas de obstrucción a la labor del otro, de actos de acoso o mobbing, pero siempre desde la clandestinidad y por la espalda, porque esa es su forma de actuar por la idiosincrasia de este individuo en el que prima la ambición desmedida , la cobardía y la falta de la más mínima honestidad. Su lema es “asciende y ponte encima de los demás a costa de lo que sea, aunque tengas que pisar la cabeza del prójimo”.


Para conseguir el fin propuesto, el/la “trepa” intentará calumniar a quien sabe que está más capacitado, laboral o profesionalmente, para ocupar el puesto codiciado o que se lo pueda arrebatar por méritos propios y para ir socavando así, de forma indirecta y nunca dando la cara, la fama, credibilidad u honra del posible competidor, pero siempre haciendo gala de la falsedad más extrema, hace correr un bulo sobre la víctima de su envidia, pero solo lo hace cubriéndose las espaldas y diciendo eso de: “No me puedo creer lo que me han dicho de Fulano y, por supuesto, no puedo decir quién me lo ha dicho, pero es una fuente digna de toda confianza. No hace falta que te pida que no se lo digas a nadie más. Y lo que me han dicho es que…”. A continuación lo que afirma el/la “trepa” de quien dice ser el protagonista del rumor es siempre algo que afecta a su buen nombre y que suele ser relativo a su proceder dentro de la empresa, a supuestas acciones que ha cometido en contra de alguien del ´ámbito laboral, o de una supuesta adicción, tendencia sexual, enfermedad psicológica o mental o cualquier otra posible tacha que todos empiezan a rumorear “en secreto” y que dejan a la víctima inocente sin posibilidad de poder defenderse porque nadie se atreve a comentarle ese secreto a voces vergonzoso que todos saben y todos callan, lo que convierte al sujeto calumniado en alguien no apropiado para ocupar esa plaza codiciada y no merecida por quien no es más que un/una “trepa” cuyo único bagaje es la falta de escrúpulos.

El/la “trepa”, en cuestión, pone en evidencia muchas veces su falta de cultura, formación, inteligencia y capacidad, ya que aunque presuma de tener, si lo tiene, un título medio, es decir ha cursado una de esas carreritas que estudian los que no pueden ni tienen dotes para estudiar, no sabe que Ottawa en capital de Canadá, por ejemplo, aunque presuma de los muchos viajes que ha hecho y que, de ser verdad, demuestra que le han servido de bien poco.

Tanto en sociedad como en el terreno laboral, siempre procura unirse con otras figuras igualmente innobles como son el correveidile, el zascandil y el “pelota” de turno, porque entre ellos tienen en común la misma falta de escrúpulos, de ganas de trabajar y sí poseen un constante deseo de parasitar donde dicen trabajar, estableciendo entre ellos una simbiosis perfecta entre afines que le reportan beneficios a todos, aunque a la larga si cae uno de ellos, todos le siguen en cadena. De todas maneras y por la ambición que el/la “trepa” de turno tiene como característica predominante, siempre es este espécimen de carroñero el que suele llevar la voz cantante y mandar sobre el grupo de cantamañanas que forma con los otros miembros de esa asociación de parásitos inútiles y dañinos, además de faltos de luces.


Cuando no tiene a un oponente a quien debe anular de cualquier forma y a cualquier precio y de lo que se trata es de escalar un puesto superior, una mayor remuneración o cualquier tipo de privilegios dentro de la empresa u organización, entonces trata de llevarse al jefe o superior “al huerto”, en el caso de ser mujer la “trepa” de turno, ofreciendo de forma velada sus favores sexuales a cambio de obtener ciertas recompensas laborales o económicas a tono con los servicios y favores prestados. Naturalmente, ese tipo de conducta es apropiada cuando el jefe o superior jerárquico tiene la misma falta de escrúpulos que la “trepa” en cuestióny consiente favorecer a quien no tiene más méritos que su propia ambición carente de toda decencia.


También el/la “trepa” de marras puede utilizar el chantaje, la coacción más o menos encubierta, la extorsión y hasta la amenaza velada de desvelar ciertos secretos de la empresa u organización si no se atienden debidamente sus reclamaciones. Este tipo de ardid sólo lo puede utilizar quienes, por su posición dentro del ámbito de la organización, puede llegar a conocer determinados datos fiscales, económicos, laborales o de simple organización, pero que, por su naturaleza, no es conveniente que salgan a la luz pública. Tampoco es raro que la trabajadora complaciente con su superior y que se ha visto marginada de los favores de éste y sustituida por otra, puede acudir al chantaje de amenazar con desvelar el tipo de relación que mantuvo con el jefe de turno y, si éste es casado, naturalmente, le convendrá mantener “contenta” a su ex amante para sellarle la boca y evitarse así problemas.


Cuando el/la “trepa” es descubierto en la falsedad de sus supuestos conocimientos de la vida privada de su competidor a quien quiere derrocar, o bien de la falsedad y de la calumnia que ha vertido sobre éste; o también si ha conseguido ciertos ascensos a través de los favores sexuales y el favorecido por éstos se cansa de la empleada complaciente y le busca una sustituta en sus funciones laborales y sexuales; o bien, es denunciado por la extorsión y chantaje a la empresa, es cuando el “trepa” ve que todos sus esfuerzos en intentar escalar la cumbre de su ambición se desmoronan y termina siempre viéndose obligado a abandonar la empresa o lugar de trabajo, voluntaria o forzosamente, si no quiere verse objeto de una denuncia por parte del calumniado, de la organización empresarial o de ambos a la vez, y recibe los efectos de sus propias maquinaciones en sí mismo, dándose cuenta de forma inmediata, pero sin lugar a duda, de que ser “trepa” es la forma más rápida para subir a la cima de la ambición personal, pero también y por eso mismo, la más veloz para bajar de golpe de la atalaya conseguida a golpe de treta, difamación, chantaje o manipulación, y el golpe recibido siempre suele ser doble, pues además del recibido por la caída a niveles inferiores, también suelen recibir en forma de denuncia, desprecio y rechazo por parte de todos, sin olvidar la posibilidad de que la victima de las maquinaciones de semejante espécimen de depredador humano le quiera despedir haciéndoles los honores propios del caso y, además de partirle la cara, le cite en algún Juzgado con una denuncia de por medio.


Por ello, el/la “trepa” de turno se anda con cuidado desde que es descubierto y procura no coincidir con el calumniado porque, aunque éste se comporte con corrección en sociedad o en el trabajo, dependiendo del ámbito en el que se han producido los hechos, el difamador sabe que el mundo es un pañuelo y que, antes o después, la víctima de sus maquinaciones estará esperándole con paciencia al pie del tobogán por el que bajará sin freno quien, por subir más deprisa, se le olvidó el paracaídas ,y también ignoró que las víctimas que se va dejando por el camino, siempre le estarán esperando en el cruce de cualquier esquina, aunque no sea en esa misma donde la madre del/la “trepa” ejerce, o ejercía, el oficio más antiguo del mundo y, por ello, le ha salido un hijo o hija que hace digno honor a su progenitora.





Ana Alejandre



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