otras obras de Christian Rex van Minnen |
Ofrece siempre en sus obras las
imágenes de una especie de seres mutantes que siempre provocan en el espectador, en una primera
visión, un evidente rechazo pero sin poder dejar de mirarlas.
Los personajes están formados por diferentes
materias orgánicas de difícil clasificación, que van desde cualquier tipo de
piezas de carne y conchas de mar, hasta los vegetales -tanto frutos como plantas y
flores-, y otros elementos minerales. Todos ellos se fusionan creando nuevas
entidades que exudan, líquidos y materias inclasificables y posibilidades
extraños que se fusionan para transformarse en inquietantes y nuevas entidades
que dan como resultado final unas obras de arte de belleza repulsiva pero
siempre atrayente. Van Munnen ha manifestado que está inspirado en los retratos
de Rembrandt, de Heem y en los de
naturalezas muertas de Mignon, y otras composiciones realizadas en la era del renacimiento y de oro
holandesa, pues estos períodos fueron el máximo exponente de la maestría en la
composición. Por ello, le interesa de la
escuela pictórica de ese país y periodo es la geometría en la composición y el método
de administrar la información visual
para lograr una narración o significado de la obra. Sus obras las usa como
limitaciones estilísticas para jugar con el espacio interior, que es lo que le
permite la abstracción para desarrollar su propia forma, la importancia de cada
elemento y su disposición y, por tanto, consigue esa ambigüedad que tiene toda
su obra. Con ello, reutiliza técnicas antiguas y su contenido didáctico
para construir algo más misterioso, ambiguo y siempre abierto a la
interpretación. Esto es algo más apropiado para la época actual en la que vive y crea este artista.
El intenso colorido de las
obras, contrasta con el tono oscuro del “rostro” del supuesto retratado, ya que
el artista ha manifestado que no intenta representar caracteres ni diferentes
personalidades en sus obras como crítica social, ya que las figuras que
representa les parecen más como meros objetos que como personas. Intenta con
ellas aunar el automatismo y la
abstracción, pero siempre dentro del ámbito del retrato convencional. No
intenta, por ello, realizar una investigación sobre los problemas sociales, ya
que sus obras son ensayos sobre los que
él llama “sin nombre”, como una reflexión personal, abstracta y emocional.
Gracias a la formación
artística clásica del artista, le es posible metamorfosear lo grotesco en obras
de artes que tienen una belleza no exenta de una nota repulsiva, ya que la
combinación y el contraste entre el tema pintado y la técnica en las obras de
Van Minnen consiguen un desafío al
propio concepto de belleza.
Según declaraciones del
artista en diversas entrevistas, sus obras plantean preguntas continuas al
espectador en lugar de respuestas, por lo que este tipo de arte provoca una
necesidad contemplativa y una constante interrogación, obligando al espectador
a tener una actitud crítica ante cada obra en cuestión. El propio artista
confiesa que necesita conectar con las emociones profundas y difíciles de
expresar a través de sus obras, para que estas sirvan de catarsis tanto para el
propio artista como para el espectador que les otorga más libertad. De ahí
viene el desafío que plantea en cada una de sus pinturas.